jueves, 29 de abril de 2010

Otto...motivo para sonreir!!!

Siempre soñé con tener un Pug... Pensaba empezar a ahorrar en cualquier momento que me viera salir de la crisis que pasaban mis bolsillos parar comprarme un perro.
No sabía si tenía la madurez suficiente como para tener un cachorro en mi apartamento. Vivo con uno de mis hermanos y mi única hermana... pero a decir verdad, también dudaba de su capacidad para cuidar un perro.

Hoy tengo mi pug! Hace dos meses y medio que mi mamá lo compró! Aún no tengo la madurez que se necesita para cuidarlo pero estoy trabajando en eso.
Esta es la historia de Otto, mi pug y su llegada al apartamento.

Esta historia constará de 3 partes a la que le daremos nombre... algo así como subtitulos...
I- La cagada de la suerte.
II-El bello durmiente
III- El final de revista.

viernes, 23 de abril de 2010

La parada del gallo gladiador. (2)

(Segunda Parte)

Tremendo susto que me llevé… Fue entonces cuando vi sus ojos… pero también su pico… y su cresta roja y elegante… Pero volvamos a sus ojos… llenos de ira… rabia… listo para atacar…


Así me observaba el gallo que el viejo llevaba en la funda. Apenas sacaba la cabeza… Se supone que no debemos llevar animales en el autobús, pero el don lo tenía bien escondido. En una funda negra… un gallo…

¿¿¿¡¡Qué rayos!!??? Nadie revisa el equipaje y mucho menos las fundas negras…

El señor me vio intimidado ante la mirada del gallo y me dijo:

-Campeón de pelea el colorao ete… Voy pa la capi a echalo con uno cuanto.

Le di mi sonrisa nerviosa y me traté de pegar lo más que pude a la ventana… No vaya a ser que el Gladiador me picara.

Al paso del tiempo y el correr de la guagua, el gallo se tranquilizó… volvió a arropar su cabeza con la funda negra. Mientras que yo recordaba los tiempos en que la pelota no era la pasión del pueblo.

La pelea de gallos era el deporte nacional de los dominicanos antes de que llegaran los gringos a invadirnos en el 1916. Yo nunca viví aquella pasión, así que no la compartía con aquel hombre que se sentaba a mi izquierda.

Cuando por fin llegamos a la capital, en la primera parada que hiso el autobús, pensé que se quedarían el señor y su ¨campeón¨. Pero no… no fue así. Y tampoco fue así en la siguiente parada… ni en la siguiente… ni en la siguiente…

Pasaron paradas y más paradas y el gallo todavía en su funda. Cuando llegábamos a la mía, intenté moverme para levantarme, pero en ese preciso momento sacó la cabeza una vez más y me miró fijamente. Sin vacilarlo volví a sentarme y me eché para la ventana.

-¿Te queda aquí muchachito?

Me dijo el viejo.

-No… me equivoqué de parada.

Le respondí.

La guagua pasó todas las paradas que yo en ese entonces conocía. El gallo se apeó en la última. Lo veía mirarme por todo el pasillo… El sabía que yo no sabía… No sabía dónde me encontraba… El se dio cuenta de mi desorientación… Estaba perdido en aquel lugar por culpa del gallo…

Y él sólo sonreía…


Recuerda: los animales están prohibidos en el autobús... pero siempre tienes la opción de la funda negra.

Sonrie!!!
Sé feliz!!!


miércoles, 21 de abril de 2010

La parada del gallo gladiador.

(Primera parte)

Hace unos años, cuando empezaba a viajar a la capital, me ocurrió un hecho un poco jocoso y a la vez curioso.


Resulta que me encontraba en la parada del autobús de Bonao hacia Santo Domingo. Luego de comprar mi ticket me dirigí a la guagua para ubicar mi asiento, pero para mi sorpresa, todos estaban llenos, o al menos eso parecía a simple vista, dado que seguí caminando y encontré un asiento al lado de un señor mayor, de unos 60 y tantos años de edad el cual llevaba en su pierna una funda negra. Yo en cambio llevaba una maleta pequeña lo que hacía muy incómodo que me sentara, pues el tipo no se movía para la ventana, así que al darme cuenta de su negativa de moverse tuve que dejar mi equipaje en el pasillo y luego sentarme.

Sí…Me tocó la ventana. Siempre me ha gustado ver el paisaje del camino a recorrer. Además, es más fácil dormirse de ese lado, pues te recuestas de la ventana y no molestas al pasajero que te acompaña.

Y en lo que a dormirse se refiere aquí les habla la experiencia.

Me encontraba en un profundo sueño cuando el autobús se detuvo de golpe. Desperté medio desubicado, pero segundos después nos pusimos en marcha y mi sueño también. A punto de empezar a soñar con el paisaje nuevamente, sentí algo que me inquietó… sentía como si alguien me estuviese observando… Miré al señor de la funda y lo vi hablando con la señora del asiento a su izquierda del otro lado del pasillo… Volví a cerrar mis ojos y nuevamente lo mismo… alguien me observaba… Esta vez miré hacia los pasajeros del frente, pero aquellos parecían haber retomado el sueño más rápido que yo… Era intrigante… molesto… era como si alguien estuviese incómodo por mi culpa… Me sentía presionado… Estaba paranoico… Taquicardia… Sudoración… En ese momento de desesperación la funda de aquel hombre se movió!!!

martes, 20 de abril de 2010

Sonreír.


Más allá de la expresión.


Todos tenemos razones para sonreír… independientemente lo que nos esté aconteciendo…


La sonrisa va más allá de contraer los músculos que rodean la boca y otros cerca de los ojos.

Si te digo que la sonrisa no sólo es una expresión facial, ¿me creerías?

Cuando sonreímos, nuestro cerebro produce endorfinas, las cuales reducen el dolor físico y emocional de nuestro organismo, por tanto proveen una sensación de bienestar.

Y si quieres que te lo pruebe solo cierra los ojos (pero no en este preciso momento porque no vas a poder leer lo que estoy escribiendo y no vas a captar el mensaje) :).

Intentémoslo de nuevo… esta vez sin cerrar los ojos; aunque debo decir que nadie cierra los ojos cuando está leyendo porque la verdad que es un poco tonto. Seria como taparse las orejas en medio del concierto que más anhelamos escuchar, o taparse la boca para decir algo a alguien.

Simplemente te pido en este momento que pienses en algo que te haga sonreír… lo que sea… puede ser la cosa más estúpida… no tienes que publicarlo en el Blog… así que no te preocupes de que nos vayamos a burlar…sólo piénsalo… que no te avergüence…

Esas cosas que nos hacen sonreír dan un toque especial en nuestras vidas… y personalmente me atrevo a decir que si sonriéramos más a menudo, fuéramos más felices.

Hace unos minutos leí la siguiente frase:

¨La felicidad no es un sentimiento… es una actitud¨

¡Sonríe!

¡Sé feliz!